Personajes:
Yo
Tú
Él
Ustedes
Ellos
Ellas
(Miércoles en la mañana. Gente tosiendo, risas contagiosas de niños, la televisión. ¿Puedes oír a los helicópteros? ¿Puedes oír las palabras que escribiste hace casi un año?)
Yo: Soy sólo un insecto tratando de salir de día. Me compruebo el pulso y parpadea… si no estás aquí yo no existo.
(Nunca nada fue suficiente. Las palabras no bastaban, las acciones no bastaban, las miradas no bastaban. Obras de teatro mal escritas y quemadas. Fuego, fuego en la ciudad.)
Yo: ¿Quién dijo que eres buena? Eres una entre millones, eres un incendio que destruye todo el mundo a su paso, y las cenizas las vuelve a quemar.
(¿Puedes oír las náuseas? ¿Puedes oír el vómito? ¿Cuánto más quieres que espere?)
Yo: Tus recuerdos traspasan abismos y palabras mal escritas pero… ¿qué pretendes con todo esto?”
(Una obsesión mal dirigida. ¿Por qué no pude obsesionarme con la comida, o con los juegos de azar? ¿Por qué tenía que ser con un idiota con quién nos encadenábamos mutuamente? Arañando las ventanas Yo dice…)
Yo: Un te quiero ¿significará todavía algo para ti? Ha pasado tanto, hemos pasado tanto, y aún así te sigo diciendo te quiero tras cada despedida del parque, aún así eres importante, aún así… no quiero dejarte ir.”
(¿Puedes sentir el asco? Haces bailar tus palabras en son de estas cuatro letras: A – S- C- O y las rediriges hacia mí.)
Yo: Ciego. Juegas con tus pequeños juguetes, y pretendes que yo soy uno más. Ciego, y como siempre pretendiendo que todo está bien…”
(Caminando con pasos de gigantes logré huir, logré ver. Sal de aquí, idiota y no me dejes volver a entrar.)
Yo: Te sientas y esperas. ¿Qué es lo que esperas? ¿Esperas que el mundo gire en vez de tu hacerlo girar? ¿Qué mierda esperas? ¿Quién mierda eres? Después de veinte años me pareces un completo desconocido.”
(¿Puedes oír la ironía? Conejos saludando, manos atadas unas a las otras en un sillón del que nadie podía escapar. Creo que ahí comenzó todo. Creo que ahí comencé a escapar…)
Yo: Creo que es sábado de un mes de lluvias mil, un número de teléfono me delata a donde iré, que haré, y por sobre todo, con quién estaré. No importaba el resto que estuviera escrito, solo importaba hallar un lugar para guardar ese número y salir rápidamente. ¿Puedes oír los rieles? Una estación subterránea que ahora flota sobre la ciudad me saluda, una llamada y claro, el número de teléfono que narra ahora un saludo en japonés.
(Ahora el amanecer me saluda de una manera distinta. La ciudad se ha quedado callada, incluso tu amigo que ahora habla eternamente para que no haya silencios incómodos. Pienso que es sábado, pero es domingo. Sólo ha sido una noche eterna, una sucesión de sábados que no tenía que llegar a su fin. ¿Puedes oír los rieles? Ahora cuando estoy en un vagón silencioso repleto de gente Yo escribe)
Yo: "Ahora es cuando huyo, cuando renazco, o quizás donde termine por incendiarme. ¿Y qué importa? Dime, ¿qué carajo me importa?
Cambiaré feliz mariposas de papel caídas del cielo por mariposas cancioneras.
Cambiar, cambiar, cambiar.
De pelo, de piel, de ropa, de voz.
Cambiaré las afirmaciones y las negaciones por los quizás
Perhaps, Perhaps, Perhaps,
Abandonaré feliz la certeza de saber quien soy.
Escribiré inútilmente palabras que te rozarán solo el cabello, pero que con tu mirada me lo digas todo.
Reiré sin motivo aparente, te miraré en clases ocultando un secreto.
Te cantaré canciones antes de dormir:
Porque “no es lo suave lo que me hace temblar, es tu risa”
Porque “al fin podrás controlar tu paz”
Porque “sonríeme”
Porque “al fin creeré que puedes salvarme”
Porque “¿puedes ser mi alma?”
Porque “seguro que tu puedes ser mi alma”
Lo haré porque quiero, porque no me importa consumirme de nuevo, y si así lo fuera… ¿qué importa caer una vez más? "
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