Y ahora vuelvo a ser la amante en el armario,
la mujer que no merece otras cuatro letras
(y que no es precisamente "a-m-o-r")
Y ahora pretendo ilusamente destruir fantasmas,
cuando en realidad conmigo no basta,
cuando en realidad se necesitarían un millón de personas como yo para siquiera intentarlo.
Y ahora vuelvo a esperar ilusamente simulando que tengo siete vidas para hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario