Dame sólo
una excusa para no salir corriendo,
para quedarme, quizás,
permanecer.
Sí,
la extranjera,
que nuevamente no puede permanecer en un
lugar, cuando sabe que en realidad no pertenece a ninguno.
¿Y qué
importa que se vaya nuevamente?
Siempre lo ha hecho, y no lo dejará
de hacer solo porque inventes una excusa para que se quede.
¿Qué
importa que se quede esta vez?
Nunca ha hecho más que tratar como
muñecos a unos,
perjudicar a otros,
humillar a unos cuantos,
acostarse con otros tantos
(y seguir dando asco, y seguir perdiendo
brillo, y no tener nada que dar y por eso nada que perder.)
El fin justifica los medios.
(y ahí te quedas nuevamente sentada
con esas palabras plasmadas en la piel,
palabras que no te las puedes
sacar de la cabeza,
pero que aún así las disfrutas,
porque
simplemente es lo que eres, y no puedes huir de eso.)
¿Y crees que por eso quiero huir?
- shhh silencio, silencio en la tierra y
en las nubes, silencio en la corte que la extranjera va a hablar-
No sé por qué quiero huir,
pero esta
vez mi huída será brillante,
digna de ser escrita,
digna de al
menos ser plasmada en tus ojos,
para que la menos esta vez si los
abras.
Pero silencio...
Silencio.
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