Victoria: (Al público.) ¿Qué fue lo que nos pasó? ¿Qué fue exactamente lo que cambió en nosotros? ¿Será el hecho de que ahora soy capaz de vivir sin necesitarlo constantemente? ¿Será que en realidad ya no me importa? ¿Cuándo fue precisamente el momento en que dejó de importarme? ¿Fue cuando encontré a alguien más que lo reemplazara después de que le prometí que no lo haría? Y sí, le prometí con miradas, con besos y mariposas que jamás lo cambiaría, que no lo reemplazaría por nadie, y que nisiquiera lo intentaría, pero, sin embargo, lo hice (Suspira.) Y ahora me mira con aquella cara con que mira a alguien que adora, pero que le rompe el corazón y que la odia por eso, pero aún así la adora… y no hace nada, y calla, como siempre, calla todas aquellas palabras que podría decirme para defenderse, que podría decirme de una buena vez, y calla, porque todo lo calla y lo lleva a aquel mundo subalterno de su mente en que el tiempo parece detenerse… y calla, él siempre calla.
Victor: (Al público.) Nunca entendí cual fue el momento en que todo comenzó a complicarse. Estoy seguro que fue ella la complicó todo con sus niñerías, sus posesiones, sus juegos de manipulación. (Soñador.) Su manera de hacerme reír, su manera de mirarme cuando estás enojada, su manera de hablarme cuando quiere pedirme algo, sus ojos cuando brillan al hablar de algo que le encanta, sus labios cuando sonríen al planear algo malo, su pelo al moverse cuando le molesta, su manera teatral de comunicarse con todo lo que le rodea. Sí, porque ella lo complicó todo, sus ojos, sus labios, su voz lo complicó todo, a pesar de que su manera de ver la vida es tan simple, impulsiva e inquieta, lo complicó todo. Y peor aún, rompió una promesa… pero sabía que lo haría. Así es ella, con aquella alma tan inquieta siempre en la búsqueda de nuevas emociones, de nuevos amores, de nuevas pasiones. Así es ella, impulsiva, pero a la vez encuentra mil razones verdaderas y argumentadas de porque hace lo que hace.
Victoria: (Al público.) Pero algún día tendría que romperle una promesa, después de ¿Cuántas? ¿Siete que rompió él? Y sí, llevo la cuenta, porque son importantes, porque fueron importantes en su momento, como ahora esto importante para él… y realmente lo siento. Lo siento al afirmarle efectivamente que lo cambié, que ya no es tan importante como lo era antes - a pesar de que este soliloquio sea para y por él -, ya no lo necesito en mi vida, y ya no estoy segura de quererlo en ella. Me ha roto tantas veces el corazón, y ¡frente a él! Si supieran que he tenido que sostener una sonrisa, mientras mi corazón se moría por lanzarse de un precipicio, o peor aún, estaba a punto de arrojárselo para que al fin se diera cuenta de que si estaba sufriendo por él cuando me contaba sobre las personas que le gustaban. (Con rabia.)Y eso hacía que me odiara a mi misma y me preguntara un millón de veces ¿Por qué no yo? ¿Qué tengo de malo? ¿Tan mierda soy que no es capaz de verme? ¿Tanta mierda tengo dentro de mí que no soy capaz de entregar nada bueno?... (Con pena.) ¿Tanto asco le doy que no quiere mirarme a los ojos y decírmelo?...
Víctor: (Al público y enojado.) No. No. No. No. No. No. ¡Y un millón de veces no! Jamás lo entendió, y jamás lo entenderá. Jamás la razón sería porque me dio asco. Eso se lo dije una vez, y fue sin pensarlo, porque no la entendía, porque jamás la entendí, porque no comprendo su actuar ni que es lo que la mueve e impulsa para hacer que todo gire a su alrededor, a su manera.
Victoria: (Al público y molesta.) Él, siempre tan psicólogo, trató de explicar mi comportamiento de acuerdo a sus libros de universidad, de acuerdo a profesores, a clases transmitidas. Sabe que siempre odié su estúpida psicología, y siempre deteste que intentara explicarme a través de ella.
Víctor: (Al público.) Al diablo con la psicología, ese no es el punto. Yo actuaba así porque siento que jamás podré darle lo que busca: lo que quiere es mucho… Ella quiere ser absolutamente feliz sin espacio para la infelicidad, para los problemas, para el dolor, ¿Acaso cree que si lo intentaba no pelearíamos como lo hacíamos todos los días siendo amigos, o peor? Para ella solo existía felicidad absoluta en una casita en la pradera con tres labradores, y no había como sacarle de la cabeza aquello, no había forma de demostrarle que yo no soy tan especial como ella cree, no hay forma de demostrarle que no he hecho feliz a nadie, que no haré feliz a nadie a parte de mí mismo, y que éste mismo pensamiento me convierte en un ególatra de mierda, en un egoísta de mierda y todas aquellas palabras cuyo comienzo sea ego.
Victoria: (Al público) Siempre me dijo que quería más, mucho más de lo que podía darme. Pero no era así; les puedo enumerar cada cosa que quiero: Confianza, respeto, estabilidad y pasión. ¿Era mucho pedir? ¡Es lo que toda mujer espera! Pero él nunca confió en mí, y siempre creció aquel sentimiento de curiosidad por conocer estas razones, por conocerlo simplemente, pero es tan reservado que hasta se esconde para impedir que lo conozcan, y todo aquel que intenta conocerte lo consideras como un asqueroso manipulador repulsivo. Y por supuesto, yo era la ganadora, porque a pesar de seguía acercándome, seguía intentando conocerte. (Ahora hacia Víctor.)¿Pero entonces, si te sientes así, porque ahora me reclamas por las promesas? ¿Por qué, después de tanto, tanto tiempo vienes a mí?
Víctor: (ahora hacia Victoria.) Es que no lo entiendes, no lo entiendes, y jamás lo entenderás. No me comprendes.
Victoria: Por supuesto, jamás nos comprendimos, si tu nunca quieres hablar, tu siempre callas todo, estas dispuesto a llevarte todo a tu mente, sin dejar un espacio para que yo interceda, y no, no es para dominarla, porque se que de eso tienes miedo y por eso no dices nada, y jamás nos comprendimos porque somos tan opuestos, y jamás nos comprenderemos por lo mismo. Y no es solo por eso, es porque yo estoy dispuesta a intentarlo y tú solo quieres que te comprendan, sin querer comprender nada de lo que yo te digo. Ayúdame a comprenderte.
Víctor: Es que no lo entiendes… es que yo… te amo. Y si era capaz de ocultarte cada uno de mis rincones, era para evitar que este sentimiento creciera, porque sé que no soy capaz de darte lo que tú quieres. Porque sé que tú eres mucho para mí. Por eso traté de alejarte un millón de veces de mi lado, te rompía el corazón, te ignoraba, para que te alejaras. Porque no te mereces a alguien tan patético como yo. Y aún así, a pesar de todo el daño que te hacía, permanecías a mi lado y más culpable me sentía… porque eres tan bella… porque a pesar de aquel lado manipulador que tienes, lo utilizas para bien. Porque solo te interesa eso, que todos aquellos que estén a tu alrededor estén felices, y contentos consigo mismos sobre todo, y no bajo tu concepto de felicidad, sino el de ellos mismos, por eso dedicas tanto tiempo a conocerlos. (Se acerca a Victoria, poco a poco.) Porque aún te espero sentado en aquel sauce con mariposas, esperando a que vuelvas cuando comience a llover. (Toma la mano de Victoria.) Porque sé que aun conservas mariposas en tus ojos y en tu piel. (Toma el cuello de Victoria, y le susurra.) Porque incluso yo veo las mariposas acechando cada uno de los rincones en este momento
Victoria: (Susurrando.) ¿Y por qué ahora crees que “me mereces”? De todas maneras siento que estás exagerando.
Víctor: Porque este tiempo que estuvimos separados me recordó cuan importante eres en mi vida, lo especial que tenemos, y mis defectos. Y los cambié, créeme que los cambié, solo para ser digno de lo que tú esperas. (Se acerca para besarla.)
Victoria: (Se aleja bruscamente, sin remordimientos.) Siento tener que decirte esto, pero ya ha pasado demasiado tiempo. Ya no eres importante en mi vida, ya no te necesito en ella, y ya no estoy segura de quererte en ella. Creo que al fin soy capaz de dejar a un lado todos aquellos momentos maravillosos que vivimos, de lo que realmente quiero y siento. Creo que algunos de los errores que cometí me ayudaron a comprender que no siempre puedo hacer lo que otros quieren para complacerlos, para no hacerlos sufrir… (Feliz.) Creo que finalmente puedo decirte que no, y no sabes que sensación mas maravillosa es aquella, después de estar tres años susurrándote que algún día me dijeras que sí, que algún día cumplieras todo lo que prometieras… (Seria.) pero no. Tu mismo dijiste que no serías capaz de estar conmigo porque yo pido demasiado, y que no eras capaz de dármelo. (Indignada.) ¿Qué te hace pensar que ahora si puedes hacerlo? ¿Sólo por el hecho de que me perdiste me quieres devuelta como un niño al cual le quitaron su juguete? ¿Sólo me quieres de vuelta para aumentar tu ego? ¿Sólo me quieres devuelta para que me vuelvas a rechazar y sentirte realizado? No. Ahora me toca a mí velar por lo que realmente quiero, y tú no eres lo que quiero. Lo fuiste en algún tiempo, y realmente… creo que ya perdiste tu oportunidad. Realmente lo siento… (Soñadora.) Ojalá las cosas nunca hubieran cambiado, y todo volviera a aquel instante en que viajábamos por el mundo viendo a los artistas que nos gustaban, al momento en que reíamos arriba de un tejado viendo las estrellas, al momento en que bailábamos en una piscina, al momento en que dormíamos juntos después de ir a obras de teatro, al momento en que comentábamos que experiencia mas extrasensorial fue ir a ver la soledad en los campos de algodón, al momento en que nuestras manos se unían para hacer un movimiento único, coordinados súbitamente por nuestra mirada, al momento en que corríamos para entrar a un concierto, al momento en que mirábamos al cielo y veíamos la lluvia caer mientras sonaba in my place, al momento en que soltamos dos globos al cielo esperando que regresaran a Chile en algún momento, al momento en que… nos mirábamos y sonreíamos, simplemente sonreíamos como dos niños. Porque eso somos; dos niños jugando con cosas de grandes, como es el amor. Y todo es tan intenso y abrupto que no somos capaces de llevarlo a cuesta y nos lastimamos haciéndolo. Por eso… quisiera devolverte todos aquellos momentos, junto con tus mariposas. Lo siento, pero no puedo quedarme con todo esto, que te pertenece, por eso te lo devuelvo. Ya no los quiero. Demasiado tarde, Victor, demasiado tarde…
Telón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario