Veo en tu velador un regalo que ella te hizo. Es hermoso. Jamás intenté hacer algo así para tí. Jamás podría hacer algo así para tí, pero aún así lo observo y lo tomo mientras vas a buscar una taza de café para que conversemos durante toda la noche sobre nuestras vidas, sobre lo que ha pasado, como lo solíamos hacer los días domingos antes de que todo se fuera a la mierda. Siempre me perdí en tus pasos apresurados, pero tampoco intenté seguirte.
La noche en la playa nos tenía somnolientos, pero ambos sabíamos que teníamos mucho por conversar, por eso fuiste por la taza de café. Siempre fue distinto al resto salir contigo. Los silencios, las risas misteriosas, y las cosas que solo ambos sabíamos y que solo ambos podíamos captar... y otras cosas mas indescriptibles, como el hecho de que cada vez que estoy contigo siento una especie de bienestar conmigo misma, como enamorada (no de tí, ya no, obviamente), como flotando en algún lugar, como que debería de hacer las cosas bien, y blah blah blah, un montón de cosas que ya dije que no podría explicar, asi que tampoco lo intentaré.
Finalmente apareciste con el café y te sentaste a mi lado. No tenía que explicarte nada, de como lo quería, cuan cargado me gustaba, ni cuantas cucharaditas necesitaba, pues lo sabías. Sabías por ejemplo, que si tenía sed iba a preferir tomar té, pero dado que habíamos trasnochado luego de un viaje en moto, preferiría café. Sabías todas esas cosas, como también yo sabía que luego de tomar el primer sorbo de café sostendrías cuidadosamente la cuchara en tu mano izquierda, y lo volverías a revolver luego de otro sorbo. Ambos sabíamos estas pequeñeces, y las amábamos.
Comencé a hablarte francamente de mis relaciones pasadas, y de lo efímeras que fueron desde que habíamos terminado. Te hablé con franqueza, porque sabía que eres una de las únicas personas que pueden separar sus sentimientos de consejos objetivos de amigos. Por eso te amaba, porque no solo eras alguien importante para mí, sino que primero un amigo... pero en fin, me estoy yendo hacia otra parte. Tú solo tomabas café y me escuchabas con atención. No decías nada, y con eso precisamente lo decías todo.
martes
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