Desde que tengo consciencia, he podido recordar cada uno de los sueños que he tenido; me despierto, y ahí están, acompañándome en el día a día, hasta que por cosas de represión los olvido.
Cuando era niña, para mí los sueños eran sumamente valiosos, y no solo porque en ellos participaran personas que quería y amaba, sino porque para mí eran muchos más reales que lo que estaba viviendo. No soñaba con unicornios, y seres fantásticos que me hablaban (aunque no por eso mis sueños no tenían su cuota de fantasía) sino lo que importaban eran las personas y las emociones que me producían. Muchas veces me desperté llorando o riendo, cargada de angustia, y solía anotar en un cuaderno al lado de mi cama cada uno de mis sueños. Intentaba explicar con palabras todo lo que había sentido, y muchas veces no podía… pero de esta forma comencé a escribir, basándome en un mundo pseudo real, pseudo ficticio albergado en mi inconsciente. Me entretenía demasiado crear situaciones a los personajes de mis sueños, o desarrollarles más su personalidad y características, creando de esta manera un mundo solo mío, al que ni siquiera mi madre con su afán de organizar cada detalle de mi vida podía acceder; se hallaba en mi cabeza, en mis sueños, y adivinen quien solo podía acceder allí.
“Sentados, estábamos tú y yo, hablando de cosas, riendo. El metro ¿hacia qué dirección iba? Creo que íbamos en dirección a la oficina de tu padre, en el centro. “¿Quieres escuchar?” me decías pasándome un audífono, mientras al azar salía como primera canción “Viajar”. Me mirabas, sonreías, y te ibas a aquel lugar placentero de tu mente donde la gente suele recordar cosas bonitas. De pronto, se abren las puertas del metro, entra un montón de gente junto a muchas mariposas de colores hacia algún lugar. Revolotean por todas partes, sin que nadie se de cuenta de su presencia, solo nosotros, y reímos, y seguimos a las mariposas hacia otro vagón, hasta que nuevamente se abren las puertas del metro, y comienza a lloviznar dentro de él. Y no, nadie mas se da cuenta a pesar de que están empapados, y nosotros felices, bailamos, saltamos en los charcos que se forman poco a poco. Luego paramos, nos damos cuenta de que poca gente queda en el vagón. Las miramos, y poco a poco ellos se convierten en mariposas, desvaneciéndose, y vuelan, y repletan el mundo, nuestro mundo, de colores y fragilidad. Luego, nos miramos: ¿Es la hora?, te pregunto. “Si”, me contestas muy seguro, con esa seguridad tan propia tuya. Y ambos, también volamos hacia cualquier lugar, convertidos en mariposas, desapareciendo eternamente entre el resto.”
27/Marzo/1999
4 comentarios:
Nooooooooooooooooooooo barbie nooooo me mataste de amor! Había olvidado ese sueño, pero al leerlo lo recordé y akjdshaljksjdsa me mataste de ternura!
fueron uno de los primeros 27 de marzo donde tomabas mi manito y rodábamos en la bandera? :)
siiiiiiiiiii fue uno de esos 27 de marzo donde jugaba en las hojas mientras perseguías a Victoria y te estresabas y me retabas por no ayudarte jaja
a todo esto, qué haces tú en mi blog! XD
oye si se supone que tu blog es público, por qué no puedo escribir en el? discriminadora!
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